miércoles, febrero 06, 2008

Close the door

Y cierro las puertas
por si se abren las ventanas
pero no entra la desesperación
ni el desarraigo
tampoco la verde ilusión.
He vuelto a poner jazz en el equipo de música
y eso descarta la contemplación del horizonte
ya no estoy dispuesto
ni abierto a la oferta y la demanda

Así que nena, si alguna vez me oyes hablar
acerca de lo bien que suena el último disco
de Juanes o de Eros Ramazzotti,
no pienses que se me ha fundido la última neurona
que me queda
aprovecha la coyuntura y decide si es el momento
propicio para sacarme una cita, una sonrisa o
quién sabe...

Cierro la puerta
y no entra nadie.

lunes, febrero 04, 2008

Reproches

Ojalá algún día ames tanto a alguien
como yo te estoy amando a ti
Ojalá algún día te duela cada uno de los segundos
tu ausencia implacable, que no estás conmigo
Ojalá algún día sientas náuseas, vértigos
ardor de estómago, mareos, quemazón
Ojalá algún día te sientas morir en cada instante
de indefinición, cuando no sabes si ir o volver,
si la margarita se deshoja en mi contra
si la balanza se conjuga sumaria...

Ojalá algún día ames tanto a alguien
como te estoy amando yo...


-Y en ese preciso momento, me siento valiente
para buscar ese amor del que me hablas con impunidad
con la vehemencia de los héroes trágicos griegos.
Yo lo siento por ti, pero más por mí, que he vivido el sueño dogmático.
Pero despierto, despierto y no me conformo con la mirada
yo quiero los ojos
no me conformo con la sonrisa
yo quiero la luz
no me conformo con el poema
y no atisba un futuro prometedor
sólo me alcanza la búsqueda
y nuevamente;
la esperanza

S.O.S.

Me miras de soslayo
con una diáfana sombra de regreso
bajo la retina (que es un sálvame en potencia)
con el afán de los que ansían
ser rescatados de la ignominia
de la infelicidad
que todos los cuerpos
alguna vez han contemplado
pero la idea de persistencia
confunde al ser humano
con supervivencia
y continúa
y no abandona por fidelidad
o por crédito acumulado
en el largo plazo.
Me miras así
porque yo alguna vez
miré así
y te reconozco el órdago
pero sigo aquí impertérrito
frente a la idea absurda
de salvarte del tedio
de la rutina del saber del día después
y del mañana que no es futuro
sino un presente calcado.
Y me marcho de tu mirada incógnita
esperando que algún día
alguien más valiente (o más inconsciente)
que yo
inicie el café
aún a sabiendas de que no es seguro
que abandones el origen
por un probable o un futurible.